jueves, 20 de enero de 2022

NO HE DESAPARECIDO

Buenas tardes: Ante todo Feliz Año Nuevo, espero que este comienzo de año este yendo bien dentro de lo que nos esta tocando vivir, yo tengo a varios familiares mios con Covid, afortunadamente leves a dios gracias, pero bueno la preocupación no dejas de tenerla, el último mi cuñado, el marido de mi hermana, en fin esto se contagia como la espuma, un compañero de trabajo de mi marido también, uf, en fin, veremos a ver si no me toca, en fin nadie esta libre, y por fortuna tengo puesta la tercera dosis hace una semana, en fin tocando madera, ya veremos al final si nos libramos o no. 
Esta tarde de invierno y con estos fríos me he sentido inspirada y me he puesto a escribir, es una de las manera que tiene una para no pensar mucho jeje, y me ha salido este relato que esta relacionado con el Covid, de una forma un tanto romántica pero creo que hasta me ha quedado bonito y todo. 
Espero que os guste, y espero estar más animada para dejarme caer por este mundo bloguero. 

“UN ENCUENTRO CON ALMA”

Julián había ingresado en el hospital el día antes de Nochebuena, justo el día antes, tenía miedo al hospital, siempre lo había tenido, pero ahora con el COVID le temía mucho más pero cuando se está enfermo no tiene más remedio que acudir al mismo, o eso o te mueres y él lo sabía.

Sonia lo había hecho también pero una semana antes, también por el dichoso bicho, es que de verdad ella que tenía casi toda la casa a medias para preparar la Navidad con sus hijos y sus nietos pero el maldito bicho le había dejado fuera de juego, eso le preocupaba todo el rato la maldita decoración a medias, y aunque sus hijos le decían que ahora solo tenía aque pensar en ponerse buena y salir de allí cuanto antes y así lo intentaba pensar pero no, ella una y otra vez repetía “ quiero irme a casa y poner árbol “, era toda su preocupación, los médicos decían que era un mecanismo de defensa frente a la enfermedad y era mejor así.

Al cabo de un mes los dos salieron por la puerta del hospital, ella acompañada de su hijo mayor y su nieto, él solo le acompañaba una mujer joven, guapa y alta. No saben como ni porque en un momento dado cruzaron sus miradas. Él se fijó en sus ojos azules, le parecieron en ellos ver el mar, ella le llamo la atención su barba, blanca como la nieve, le pareció ver al mismísimo Papa Noel y se rio, era la primera vez que lo hacía desde que ingreso en aquel hospital por el COVID. Y se fueron sin decirse nada el uno al otro solo un saludo, un hola

Julián no dejaba de pensar en aquella mujer con los ojos más bonitos que había visto nunca, no solo era su belleza si no lo que transmitía le gustaba, y solo fue instante, pero aquel instante hizo que se enamorara como un chiquillo a sus 66 años quien se lo iba a decir y había sido capaz de superar el COVID, era un héroe, pensaba. Ella también porque pensaba que también era mayor y ellos los mayores eran héroes de aquella tremenda enfermedad.

Como tenía que ir a revisión al hospital, pensó que preguntaría en recepción por aquella mujer de los ojos más bonitos que había visto nunca, y ojalá le pudieran dar información, pero no lo tenía nada claro, ingresaba tanta y tanta gente en aquel hospital por lo mismo como para tener información tan exacta, sabía que poco podía hacer.

El día que le toco por fin ir a revisión efectivamente pregunto en recepción sobre una mujer que había ingresado en aquel hospital en diciembre pasado, pero le dijeron que había sido un mes duro y seguía siéndolo que lo sentían mucho pero no podían darle esa información, era muy complicado, y lo sentían porque aquel pobre hombre se le notaba la tristeza, “pobre hombre” decían todas las administrativas.

Se fue igual que vino, bueno contento porque su médico le dijo que estaba muy bien después de todo por lo que había pasado y que caminara, tomara el sol y disfrutara y que en seis meses le volvería a ver, y si no pasaba nada le daría el alta si no había ningún cambio significativo.

Hizo exactamente eso, paseo, tomo cafés, disfruto de atardeceres, pero su cabeza una y otra vez le volvía a aquella mujer que encontró al salir del hospital, y no había manera de quitársela de la cabeza, ¿pero que puedo hacer? Se preguntaba una y otra vez. Pero casualidad que, tomando café, le saludo su médico y charlaron animadamente, y de repente se decidió a contarle lo que le ocurría y para su sorpresa el médico le dijo que no se preocupara que intentaría averiguar algo sobre aquella mujer que estuvo ingresada más o menos al mismo tiempo que él y que pronto le daría alguna noticia que no se preocupara. Él se lo agradeció infinitamente, sabía que Julio era un buen médico, humano y que hacía por sus pacientes todo lo que podía y más pero nunca llego a imaginar que tanto.

De repente una tarde le llamo el  médico y le dijo que tenía muy buenas noticias, la mujer a la que hacía referencia se llamaba Sonia Cuesta, vivía en el mismo barrio que él y todo eso lo había averiguado gracias a un compañero médico que la veía a ella y la controlaba ya que por desgracia el COVID dejo mermada su salud y tenía que ir a controles muy a menudo al hospital, esta un poco pachucha, se cansaba con frecuencia y le costaba dormir mucho, pero poco a poco le dijo que iba mejorando aunque despacito. Le dio la dirección y quedaron en verse muy pronto para saber que había pasado, ahora Julio quería saber que iba a pasar con aquel maravilloso anciano que había vuelto a encontrar la ilusión por vivir.

Una tarde Julián se armo de valor y se acerco a casa de Sonia y que casualidad que en su silla de ruedas y acompañada por un señor más joven, salía a pasear. A ella mas verle se le ilumino el rostro, él estaba feliz de verle, no se lo podía creer.  Le pregunto con un poco de timidez si podía acompañarla en su paseo y ella tímida también le dijo que por supuesto, una buena compañía y un poco de charla fuera de la que mantenía con su nieto, que era quien la acompañaba, le vendría muy bien.

Y así fue un día tras otro, un día tras otro, hasta había conseguido dormir mejor y tener la sensación de menos cansancio, había mejorado mucho su salud desde la compañía de él, era un milagro maravilloso.

Un día ,consciente de que vivir juntos era muy complicado ya que ella no estaba bien del todo y era dos años mayor que él y él ya no estaba para cuidar de nadie, pidió a su médico y ahora amigo, que les buscara plaza en alguna residencia que él era militar retirado y podía costear perfectamente una buena residencia para los dos, y así fue como al cabo de dos meses Julián y Sonia acabaron en una habitación de una bonita residencia de ancianos con vistas al mar y fueron felices por y para siempre, “lo que la pandemia unió que no lo separe nadie”, se dijeron los dos.

TERESA

ENERO 2021

 

 

 


10 comentarios:

  1. ¡Hola, Teresa! Dado que hay circunstancias que no podemos evitar lo mejor es reaccionar del mejor modo. En este caso, el amor se encontró en un hospital haciendo bueno aquello de que no hay mal que por bien no venga. Un abrazo!

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    1. Hola David, desde luego el refrán le va al pelo jeje, y la verdad creí muy oportuno darle una visión positiva a todo esto que nos esta ocurriendo a través de este relato.
      Un abrazo.

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  2. Está claro que se pueden encontrar historias felices en los lugares más insospechados y aunque sea con la enfermedad como telón de fondo.
    Un beso y que tus familiares mejoren.

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    1. Si yo creo que el amor tiene la capacidad de llegar a cualquier lugar, el que menos te imagines y de la manera que menos lo esperas y porque no en la salida de un hospital un hola un encuentro por casualidad, y así lo quise reflejar, aparte de que quise poner una nota positiva a todo esto que nunca parece tener fin, aunque no se si tu estas mas de acuerdo con los que afirman que esto se va a convertir en endémico o quienes dicen que pueden todavía darnos alguna sorpresa este virus, yo ya me vuelvo loca.
      Un beso y parece que mis familiares, que lo han pasado leve, parece que se van recuperando.

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  3. Amor en tiempos de la Covid, ¿por qué no? Supongo que en más de una ocasión se habrá forjado una relación en un hospital o en la sala de espera de un ambulatorio, je,je. Y esa pareja tuvo suerte, pues no solo salieron airosos de la infección sino que también pudieron convivir en una residencia en la que, a pesar de no estar casados, les permitieron compartir habitación, je,je.
    Un abrazo.

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    1. Ya ves la ficcion a veces supera la realidad porque es cierto que es muy raro que una pareja que no este casada pueda llegar a compartir habítación en una residencia sin estar casado pero es lo bueno de la imaginación.
      Un abrazo.

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  4. Pues gracias a la pandemia ambos ya no están solos. Me alegro de que se hayan encontrado y hayan superado la enfermedad. Realmente en la ficción todo cabe y eso es muy esperanzador.
    Un beso.

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    1. Es que creo que es necesario relatos como este en donde la esperanza sea el mensaje, necesitamos muchos mensajes positivos, cuantos mas mejor, y eso es lo quería transmitir.
      Afortunadamente así es, la ficción te da esa libertad, poderle dar la vuelta a las situaciones.
      Un beso.

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  5. Hola Teresa, me gustó mucho tu historia, buscar el lado positivo de esta pandemia y seguir soñando está muy bueno; con respecto a la vida real ojalá que todos tus afectos, ya se encuentren bien, lamentablemente a todos nos está tocando tener familiares o amigos muy cercanos afectados por esta cruel enfermedad, hay que tratar de ser positivos y confiar en que todo va a estar bien, un abrazo, Patricia F.

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    1. Hola Patricia
      Creo que tanto para la mente como para el cuerpo es necesario echarle muchas dosis de positivismo a la vida, y mas con el Covid que parece que no se acabe nunca, uf, y por eso escribí este relato, que me pareció muy positivo, tanta falta hace.
      Afortunadamente mis familiares lo han pasado de una forma muy leve y en casa no han llegado a estar hospitalizados, y en una semana bien, o sea que dentro de lo malo que es esta enfermedad y la preocupación siempre esta por supuesto, pero la tranquilidad de que no ha sido grave la cosa, hay mucho uf.
      Un abrazo y gracias por acercarte a mi blog que es el tuyo también.
      TERESA

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