domingo, 20 de septiembre de 2015

LA MÁQUINA DE COSER

No me lo puedo creer, después de mucho tiempo, estoy recuperando una sana afición que tenia abandonada la de escribir, y hoy me han vuelto a venir las musas, de modo que aqui os dejo mi relato eso si, permitirme que hoy este relato se lo dedique a quien lleva haciéndome muy feliz durante ya casi seis años y medio, mi pareja, ese que me respeta, me valora y me mima y cuida, de modo que cariño este relato va para ti, y no te me emociones que te conozco. Gracias a los demás por leerme. Ahí va.

LA MÁQUINA DE COSER
Cuando en la vida se juntan los sentimientos y los afectos con lo material, sinceramente no es fácil tomar una decisión y eso es lo que le sucede a nuestro siguiente protagonista de este relato.
Sadoc poseía una vieja máquina de coser, que había sido de su madre y esta a su vez la había heredado de su abuela y ahora al fallecer su madre él la había heredado.
Su madre falleció después de una lucha contra una enfermedad, eso si sadoc se sentía orgulloso de ella porque a pesar de su enfermedad, había sido optimista casi hasta el final, sin perder nunca una esperanza de que saldría de aquella, que ganaría la batalla pero no fue así.
Ahora con un traslado por su trabajo, se le presentaba un dilema. No quería deshacerse de aquella máquina pero también era consciente de que la casa donde se iba a vivir a Valencia era muy pequeña, estaba convencido de que iba a ser muy difícil ubicar la máquina de coser. Todavía mantenía vivo en su retina cuando regresaba del colegio y veía a su abuela coser y luego más tarde a su madre y se le hacía muy duro tener que deshacerse de algo que había sido muy importante en su vida y en la de su madre.
Cuando llego al piso nuevo, intento ubicarle un sitio  a la máquina de coser para cuando volviera a Sevilla, podérsela traer, pero no había manera de ubicarla el piso era más pequeño de lo que él pensaba en un principio y era muy difícil que se la pudiera traer, pero como su madre él no dejo de ser optimista y se le ocurrió hablar con la dueña a ver si por casualidad le importaba llevarse algún mueble para hacerle hueco a la máquina, y después de muchas horas de conversación durante dos semanas, consiguió convencerla y al final le hizo hueco. De modo que era feliz, podría seguir conservando aquello que durante muchos años había  sido motivo de felicidad tanto para su madre como para su abuela.
TERESA
SEPTIEMBRE DEL 2015


1 comentario:

  1. Un poquillo bastante adaptado literariamente, en cuanto a las situaciones, pero algo me suena esto. Me has emocionado, "jodía".

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