Y LLEGO EL MOMENTO DEL
REGRESO
Alfredo
Picó ya estaba harto de estar tantos años alejado de Barcelona y tenía la
sensación de que Natalia también sentía lo mismo. Decidieron que la mejor
manera de volver era comprando una casita de campo por los alrededores de la
Ciudad Condal, para regresar en los meses de vacaciones y así también sus hijas
podrían conocer su tierra y sus costumbres, se estaban haciendo mayores y no lo
habían hecho todavía.
En
Navidad volvieron a Barcelona y se dirigieron a la misma inmobiliaria donde
habían hecho años atrás la gestión de la venta de la casa y por medio de ésta
encontraron una parcela con una casita no muy grande y poco terreno y no muy
alejados de la ciudad, era lo que él y Natalia habían convenido días antes.
Durante
aquellas vacaciones, dieron muchos paseos por la zona, vieron qué vecinos
tenían y qué era lo que les rodeaba, si tenían pequeños comercios, si había
restaurantes y autobuses para poderse desplazar a la ciudad, con unas niñas
había que preverlo todo.
Uno
de los últimos días que estuvieron en aquella casita de campo que poco a poco
fueron decorando, salieron a dar un paseo como solían hacer muchas tardes, y de
repente se dieron cuenta de que había un remolino de gente, Alfredo no pudo
resistir la tentación y se acercó. Un hombre yacía muerto en el suelo, pero era
muy curioso, tenía en cada mano dos llaves, aquello sin duda le llamo la
atención como a cada uno de los que contemplaban aquel cuerpo. De repente
Alfredo se declaró detective privado, así por las buenas y ante el asombro de su mujer,
que no dejaba de repetir que si se había vuelto loco. Pero antes de que la
policía llegará ya que alguien la había avisado, cogió las dos llaves,
asegurándose antes claro está que no fuera visto.
La
policía, afortunadamente, no le pidió documentación en aquel momento, y con el
permiso de ésta, pudo ponerse averiguar de donde provenían aquellas llaves, no
iba a dejarlo pasar como la vez anterior con la casa. Se le ocurrió comenzar
por los apartados de correos, quizás eran de alguien que en estos había dejado
algo, pero no hubo suerte pues ninguna de las llaves coincidía con ningún
apartado.
De
repente pensó que podría averiguar los nombres y apellidos del muerto y que
quizá eso le pondría sobre la pista correcta. El policía que llevaba el caso,
le dijo que el difunto se llamaba Oliver Escarré, que hasta aquel momento no
había nadie que hubiera reclamado su cuerpo y que estaban a la espera del
resultado de la autopsia.
Pero
a Natalia le preocupaba algo y es que, primero, se estaba metiendo en un lío,
¡¡a su edad y ponerse a jugar a detectives!! Y segundo, en algún momento
querrían averiguar si de verdad era detective y aquello se iba a complicar
mucho más. Por mucho que Natalia intentaba convencerlo de que lo dejara, no
hubo manera, él repetía una y otra vez: ¡¡Esta vez no!!
A
la mañana siguiente, después de una mala
noche como consecuencia de las ya no se sabía cuántas discusiones con su mujer,
se dirigió al padrón de la ciudad para averiguar quién demonios era Oliver
Escarré.
TERESA
FEBRERO 2016 -1º PARTE
Un relato muy interesante, que está tomando cuerpo. Espero que la saga que le siga (vaya juego de palabras!) nos vaya atrapando más y más en el meollo de esta historia.
ResponderEliminarUn abrazo detectivesco.
Gracias Josep Mª espero que si, la semana que viene me pondré a ello. un abrazo de vuelta y gracias por pasarte. y me ha gustado ese juego de palabras.
Eliminar