UNA ODISEA MARÍTIMA
Pedro como cada mañana fue a coger su barca, era pescador por tradición, su abuelo, el padre de su padre, lo era, su padre lo fue, y ahora acompañaba a éste en las tareas de pesca.
No se le daba mal, eso si, el día que por lo que fuera no cogían suficiente pescado, sabían que ese día ganaban poco dinero, pero bueno siempre intentaba pensar que al día siguiente iría mucho mejor.
Una mañana fría de invierno, Pedro junto a su padre y dos hombres mas que conformaban la cuadrilla, salieron a faenar como cada mañana, pero lo que no se podían imaginar, es que unas horas mas tarde se verían envueltos en una aventura que ni ellos mismos la hubieran imaginado.
Sobre las siete y media o ocho de la mañana cuando estaban terminando de coger las redes y distribuir el pescado en cubos con hielo y agua, de repente uno de los hombres oyó por radio que un barco andaba perdido a la deriva y sin rumbo fijo, solo acertaba a decir, que mas o menos,creía estar a unas 50 millas de la costa.
Su padre, el resto de la cuadrilla y Pedro decidieron poner rumbo a aquel hombre, que por lo que decía por radio estaba absolutamente solo, de modo que pusieron en marcha el gps y se dirigieron mas o menos a donde el hombre podía encontrarse, pero les costo como dos horas mas o menos encontrar aquel barco pequeño con un hombre bien pasado con la bebida y que no podía dominar muy bien el barco. Dadas las circunstancias Pedro que era el mas joven de todos, decidió saltar como pudo a la embarcación e intentar enderezar el barco y amarrarlo al suyo con ayuda de sus hombres y así llevarlo a puerto, pero cuando se disponía a ello, el barco empezó a hacer aguas, tenia una abertura de modo que tenia que saltar rápido y sacar a aquel hombre de allí, pero fácil no lo iba a tener, iba bien bebido y era bastante corpulento de modo que se las vio y se las deseo para sacarlo con rapidez de allí, y encima se estaban complicando las cosas, el mar estaba empezando a cambiar y se estaba volviendo un temporal bastante considerable, de modo que fácil no lo tenia.
Después de casi media hora entre un hombre y él pudieron saltar al barco y salvar a aquel hombre que no sabían como había puesto su vida en peligro y la ajena.
Después de que vieran como aquel barco pequeño se hundía y el hombre gemía diciendo que pena de su barco y no entendía que era mas importante su vida, consiguieron que se calmara y pudieron con un temporal impresionante eso si, llegar a la costa mas próxima y acabar con un día agotador donde la pesca había sido fructífera pero la aventura había estropeado un día que se habría dado bien si no llega a ser por aquel incidente.
A Pedro, su padre y el resto de la cuadrilla tardaron mucho tiempo en olvidar aquel incidente, eso si deseaban que jamas se tuvieran que ver envueltos en otra semejante, aunque también era cierto que si tuvieran que volver auxiliar a alguien en apuros lo harían una y mil veces,así lo pensaban todos, el mar era así y lo sabían.
TERESA
OCTUBRE 2015
Tendrían que haberle puesto un flotador al borracho y llevarlo a rastras hasta puerto, por idiota. Me ha gustado tu relato, Tere. Besitos
ResponderEliminarSi tenian que haberselo puesto si, jeje. besitos.
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