miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA NOCHE DEL ORINAL DE CERAMICA

Todavía recuerdo como si fuera ayer, la noche en la que mi hermana se rajo la oreja con un orinal de cerámica, tan propio en aquella época o no, pero desde luego mi abuela paterna tenia la costumbre de ponernos uno debajo de la cama o mejor dicho en este caso en medio de las dos camas donde dormíamos mi hermana y yo en Alcoy donde pasábamos los veranos hasta bien mayores. 

Recuerdo como estaba durmiendo placidamente y de repente mi hermana empezó a llorar de una forma exagerada, y instivamente encendí la luz y como es lógico acudieron  mis padres para ver que había ocurrido, de modo que la niña sangraba que daba miedo, ya sabéis lo escandalosa que es la sangre en muchos casos y mi madre opto en que había que bajarla a la casa de socorro en aquel entonces existía todavía porque había que ponerle seguramente unos puntos. 
Todavía recuerdo la escena de mi hermana con el A.T.S de turno suplicandole literalmente ¡¡que no me corten la oreja, que no me corten la oreja¡¡ y ahora al recordarlo me río pero desde luego entre los lloros y el que no me corten la oreja daba miedo la niña, ozu. Le pusieron varios puntos como es lógico y por supuesto de bañarse nada, y claro era verano y los veranos en Alcoy son muy calurosos y la verdad fastidiaba bastante a la pobre no poderse bañar, pero vamos la insistencia de la supuesta mutilación de la oreja jejje, viéndolo con la mirada atrás en una niña de cuatro años es lógico pero ahora me río de aquella escena a altas horas de la madrugada y como es lógico mi madre decidió que no había mas orinal en medio de la cama, que mejor que nos levantaramos a media noche o lo pusiéramos debajo de l cama en todo caso, y la verdad creo recordar que eramos las dos las que íbamos al baño y se acabo el orinal en la habitación. 

TERESA 
DICIEMBRE 2015

1 comentario:

  1. Jajaja, qué bueno lo de tu hermana. Pobrecita, debió pasarlo fatal, pero me hace gracia su ocurrencia. En casa por aquella época también había orinales, pero eran de plástico, lo único que podía preocuparte era que se volcaran. Me ha encantado tu anécdota, la cuentas de forma muy divertida. Un beso enorme

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