CON SOLO CRUZAR LA MIRADA
Ana paseaba
como cada tarde, pero aquél no fue un paseo corriente, en esta ocasión se quedó
mirando a un chico que paso junto a ella y que tenía los ojos azules más
bonitos que había visto nunca. Curiosamente, él también se quedó mirándola, ya
que la joven tenía unos ojos verdes que también llamaron su atención, de modo
que se volvió y le dijo si querría tomar un café con él. Ella le dijo muy
tímidamente y con mucha educación que no solía hablar con desconocidos y mucho
menos quedar con ellos. Sin embargo, cuando los dos ya habían emprendido el
camino, Ana se reconcomía por dentro: quizás mereciera la pena darle una
oportunidad y jamás había visto unos ojos tan lindos, de modo que fue en su
busca y le preguntó si seguía en pie la invitación. El joven le dijo que por
supuesto y así, con la excusa de una mirada y un café con un desconocido,
comenzó una preciosa amistad.
TERESA
MARZO 2016
Lo que puede surgir de una sola mirada!!! Muy condensado tu relato, y repleto de esperanza, me encantó.
ResponderEliminarUn beso enorme, Tere.
Ayyyy qué bonito, es que no hay quien se resista a unos ojos verdes, te lo digo yo.
ResponderEliminarY ella fue muy lista al recapacitar.
Un besito.
Pues, a pesar de su timidez innata, la chica tuvo el coraje y acierto de retomar la iniciativa e ir tras él. Espero que ese encuentro no solo fuera el principio de una bella amistad sino también de un gran amor.
ResponderEliminarUn abrazo.