Llevo varios días queriendo publicar algo que escribí antes de Navidad y ya va siendo hora, que entre preparativos de boda, y otras historias , no hay manera de sacar tiempo para el blog. Espero que os guste.
AQUELLA ILUSIÓN
Luis
tenía un buen trabajo y creía en el amor, pero este no llamaba a su puerta.
Había tenido varias relaciones, si, pero no habían cuajado. A veces se
preguntaba si era por su manera de ser o pensar, pero siempre llegaba a la
conclusión de que sencillamente no se había presentado la persona adecuada que
le pudiera hacer feliz y él a ella, de modo que seguía con aquella latente
ilusión que se hacía cada vez mas fuerte según cumplía años. Ya estaba cerca de
los cincuenta y aquello empezaban a ser palabras mayores, y además debía
contentar a su madre que no dejaba de atosigarlo con el monotema: una novia y
nietos.
Ciertamente
en su trabajo, era informático en una cadena de alimentación, había varias
chicas que le llamaban la atención pero lo había intentado con dos de ellas y
no había habido manera de que pudiera llegar a buen puerto, pero mira tu por
donde al volver el día siete de enero después de las fiestas navideñas, se
encontró con una nueva cara en la oficina.
Se
llamaba Susana, era una mujer alta con unos bonitos ojos azules, muy alegre y
risueña Según transcurrían las semanas cada vez que algo salía mal en la
oficina, siempre decía aquella frase que le había llamado poderosamente la
atención: “tranquilos, si hoy no ha sido un buen día, si no han salido las
cosas como esperábamos, siempre hay un mañana”. Aquello le había enamorado más
que su físico o la belleza de sus ojos, su positivismo.
Se
decía una y otra vez que ella podría ser su mejor regalo después de fiestas,
pero pensaba que estaba fuera de su alcance. Un día en una comida de trabajo,
fue ella la que le propuso ir a tomar una copa junto a varios compañeros mas, y
él pensó que aquello era un avance en toda regla. Después se atrevió a
invitarla a tomar algo solos y sin darse cuenta se fue enamorando de aquella
mujer tan positiva y llena de alegría que vino a sacarlo de su soledad y su
monotonía.
En
ocasiones los cambios más positivos pueden venir solos, sin que los
esperemos, y las ilusiones que creíamos
perdidas pueden hacerse realidad.
Luis
y Susana se casaron año y medio después por lo civil y adoptaron dos preciosos
niños (pues ella ya era mayor para quedarse embarazada) y siguen a día de hoy
felices y positivos.
TERESA
ENERO 2018
¡¡¡¡Hola!!!!
ResponderEliminarOpino igual que Luis, el positivismo hace que nos enamoremos más de esas personas.
Muchos besos Tere.
Cierto, así lo creo yo también y en cierta manera es lo que quise transmitir con este relato, me alegro haberlo conseguido. Muchos Besos Gema
Eliminar¡Me ha encantado! Cuento con final feliz, pero lo interesante es la morelaja que de él se desprende: todo puede llegar en cualquier momento, no hay que perder la esperanza nunca.
ResponderEliminarÁnimo con tus desvelos, Tere.
Un beso
Me alegra mucho que te haya encantado, mil gracias Chelo.
EliminarSi cada vez lo tengo mas claro, la esperanza es lo que nunca nunca nunca se a de perder, porque si perdemos la esperanza y la ilusión, estamos absolutamente perdidos.
Gracias por tus ánimos.
Un beso Chelo.
Me parece muy cierto, la gente positiva atrae.
ResponderEliminarSaludos
Bueno, Tere, aquí puede decirse aquello de que nunca es tarde si la dicha es buena. Al final, Susana resultó un buen regalo de Reyes para Luis. También es cierto que la esperanza es lo último que debe perderse y tantos años de espera por fin dieron su fruto.
ResponderEliminarAl decir que Luis tenía cincuenta años y que su madre le apremiaba para que se casara y tuviera hijos, pensé que mal lo tenía a no ser que su pareja fuera mucho más joven, pero veo que has resuelto el problema perfectamente bien con la adopción. Muy bien hilado y acabado, jeje
Un abrazo.
Caramba, a ti el insomnio te pone creativa. Cuando yo no consigo dormir lo único que me pongo es de muy mala leche.
ResponderEliminarEnhorabuena por saber encarar tan bien los inconvenientes.
Bonito y tierno relato con un final feliz.
Un beso.