miércoles, 28 de octubre de 2015

EL FUNCIONARIO QUE NO QUISO SERLO

Hoy he encontrado un pen y revisando lo que había en el me encontrado este relato de casualidad y aquí os lo dejo, es del año 2013 que escribí durante un taller de escritura creativa que hicimos mi amiga chari y yo y donde si no me equivoco fue donde encontramos a Toñi y hoy formamos un trío fantástico de muy buenas amigas. paso a dejaros el relato espero que os guste. 


EL FUNCIONARIO QUE NUNCA QUISO SERLO 

Me llamo Álvaro, tengo 30 años y actualmente trabajo como quiromasajista, pero durante una etapa de mi vida, y llevado por la insistencia paterna, me convertí en funcionario de prisiones en prácticas de la cárcel Modelo de Barcelona, un trabajo duro y difícil donde los haya. Y he de reconocer que pasado el tiempo y mirándolo desde la distancia, inclusive lo veo hasta peligroso.
De mi etapa en la cárcel recuerdo a personas que hicieron todo lo posible por superarse a si mismas  y gente que poco a poco iba muriéndose de pena o por consumir sustancias que no debían.
Lo mas duro para mi de todas las circunstancias que me rodeaban era el no poder ayudar a aquella gente, ya que no era mi cometido, pero un día me tuve que saltar esta regla; encontré a un muchacho que parecía más joven de lo que luego él me reveló; tenía 22 años y su problema era que, aunque reconocía que tenía que estar allí cumpliendo condena, sabia que en su casa hacía mucha falta y eso le mataba por dentro. Su delito según él mismo me confesaba fue un error cometido como último recurso para conseguir dinero fácil y sencillo, sin pensar en las graves consecuencias del después, sólo que hacía mucha falta, punto. Es el recuerdo que mas me impacta todavía a pesar del paso del tiempo.
Cuando terminé mis prácticas, decidí tomarme un periodo de reflexión para pensar y, sobre todo, para viajar  ya que había descuidado esta afición. También durante esa etapa, falleció mi padre de forma repentina y eso me llevo a pensar que aquella carrera y aquellas prácticas no las había hecho por mi si no por él, de modo que empecé a pensar qué me gustaría hacer realmente.
Por un buen amigo empecé un curso de quiromasaje, más bien por hacer algo que otra cosa que porque me fuera a ganar la vida con ello, pero curiosamente me di cuenta cómo aquello me llenaba y decidí, con unos ahorros que tenía , comprarme una camilla y empezar a trabajar en casa de mi madre. La experiencia fue muy satisfactoria. Me di cuenta de lo gratificante que me resultaba ayudar a la gente y verla mejorar. Me encanta trabajar con mis manos. Supe en ese momento que había encontrado el equilibrio entre lo personal y lo profesional.
MARÍA TERESA CLOQUELL MARTÍN
MAYO DE 2013

2 comentarios:

  1. ¿¿No te acordabas de este relato?? Pues yo sí, de hecho lo tengo también. Me gustó en su momento y me ha gustado releerlo ahora. Un beso enorme

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    1. Pues no hasta que no lo vi en el pen y lo releí no me acordaba sinceramente. me alegro mucho que hayas vuelto a disfrutar de él. un beso enorme.

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