domingo, 8 de octubre de 2017

BUENA TARDE DE DOMINGO

Buenas tardes de este fin de semana que ya esta llegando a su fin. Yo casi no aparezco, lo se, y tampoco os leo pero la verdad es que llevo dos semanas con una contractura muscular  en la pierna derecha y he estado obligada a hacer reposo y gracias a los masajes que me han dado durante estas dos semanas y que me quedan todavía, voy algo mejor, al menos lo poquito que ando ya no me duele, y por supuesto la medicación que también a ayudado, de modo que espero ir poco a poco poniéndome al día y visitaros y yo haciendo alguna entrada que otra, y como una anda con reposo, la imaginación me ha venido y he escrito este relato que espero que os guste.

EL LÁPIZ Y EL MENSAJE 
Ana se puso delante de un papel en blanco con el lápiz con el cual su padre escribía poesía o pequeños cuentos que luego cuando se iban a dormir le contaba a ella y su hermana. Eran preciosos, y lo que sentía ahora que había fallecido es que no los hubiera publicado como una y otra vez le habían animado todos, tanto su familia como  sus amigos, pero él siempre decía que no eran lo suficientemente buenos.
En verdad no era el único lápiz que tenía su padre, los coleccionaba, pero aquel le tenía un cariño especial porque era con el que casi siempre escribía. Pues bien Ana intento ver si le salía algo, de modo que se puso delante de un folio, cogió  el lápiz y mientras pensaba que escribir  de repente el lápiz se puso a escribir, solo, y fue una frase muy directa:
“Te quiero y no me olvides nunca” y el lápiz se dejó caer solo. Ana se quedó helada, no podía explicarse lo que acaba de pasar, pero solo podía ser una cosa, era su padre, ¿Qué otra persona podía ser? , aunque ella no creía en la estúpida idea de que alguien desde el más allá pudiera decir nada, de modo que rompió aquel papel, guardo el lápiz junto a los demás y fue a ver si podía tratar de conciliar el sueño.
A la noche siguiente volvió a abrir la caja donde su padre guardaba los lápices  y volvió a coger otro lápiz distinto al del dia anterior y un folio en blanco y empezó a escribir una frase “ te siento tan cerca que parece que me hables a través de un folio en blanco” y cuando iba a soltar el lápiz siguió solo y escribió “soy yo y te quiero y me duele haberme ido y haberos hecho  sufrir y dejaros solas”, se quedó paralizada, no sabía cómo reaccionar, soltó el lápiz, lanzó la caja de lápices al suelo, los folios y salió corriendo de la casa, necesitaba respirar, y corrió y corrió y corrió, y cuando se quiso dar cuenta se había alejado mucho del pueblo, tanto que se le había echado la noche encima y tenía que volver, no podía estar a aquellas horas sola, tenía miedo.
Cuando llegó, lo primero que hizo fue cerrar la puerta del despacho donde estaban desparramados por el suelo los lápices, los folios. Sabía que le iba a doler pero tenía que deshacerse de aquellos lápices, aquellos lápices eran la herencia material que debía mantener porque tenían un significado sentimental pero no podía ser, lo sentía, pero no, y así lo hizo, los puso dentro de una caja y al dia siguiente iría a la papelería que conocía de toda la vida, y le diría a la dueña que se los comprara, y así acabaría con aquella locura. Pero sabía que por mucho que se deshiciera de aquellos lápices siempre el recuerdo de su padre sería eterno en su corazón y en su memoria.
TERESA
OCTUBRE 2017



 Que tengáis una buena semana. TERESA. 


7 comentarios:

  1. Bonito relato, Teresa. A veces los seres queridos se comunican desde donde sea que van cuando nos dejan. O si no lo hacen (yo ni siquiera creo en el más allá), deberían hacerlo.
    Un beso.

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    1. Si estoy de acuerdo con tu opinión. un beso y mil gracias

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  2. Parece que Ana no había enterrado del todo bien a su padre. Creo que no tiene necesidad de deshacerse de los lápices, bastará con que asuma su pérdida.

    Teresa, deseo que mejores. Las contracturas musculares son muy pesadas. Anímate; veo por tu relato que ya lo estás consiguiendo.
    Un abrazo

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    1. Ante todo gracias por tú comentario Juan Carlos.
      Es cierto que bastaría con eso pero sabes muchas veces que cuesta asumir la perdida de un ser querido, yo perdí a mi padre hace ya un año y medio y he asumido su perdida, , pero también es cierto que muchas veces y al ser una muerte inesperada y repentina, no me lo creo, pero tengo muy claro que no esta y que la realidad es la que es, pero cuesta, por eso quizás nos creamos defensas ante la muerte como en la enfermedad para tratar así de que la perdida y la pena sean menos dolorosas. No se si estarás de acuerdo conmigo, pero así lo entiendo yo.
      Si voy bastante mejor, de modo que estoy mucho mas animada que estas dos semanas anteriores. Muchas gracias. Un abrazo TERESA.

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  3. Me ha encantado el relato, a caballo entre lo real y lo irreal, pero que transmite un duelo no superado en Ana. Ni deshaciéndose de los lápices conseguirá librarse de un hecho que aún hoy le duele.

    Espero que te mejores pronto, Tere. Se te echa de menos en los blogs.
    Un beso

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  4. A veces es bueno soltar lastre, o saber empaquetar nuestros recuerdos, el dolor por la pérdida del ser querido, para que nos permitan seguir avanzando. Un abrazo!!

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  5. Yo tampoco creo en manifestaciones del más allá, seguramente porque jamás las he experimentado. Pero si me ocurriera lo de tu protagonista, al principio me aterraría pero luego, pensando que quizá sí es mi padre fallecido quien quiere comunicarse conmigo, le daría una oportunidad a mi raciocinio.
    Que te mejores. Sé por experiencia propia lo molestas que son esas contracturas. Tiempo al tiempo.
    Un abrazo.

    P.D.- Yo también estoy bastante retirado de esta esfera y llevo más tiempo de lo acostumbrado sin escribir, pero no es por un problema físico sino porque los momentos dramáticos que estamos viviendo en mi tierra me tiene sumido en una especie de depresión que ha borrado toda capacidad de imaginación y fantasía.

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